Una vez habiendo conseguido su cometido… que Reizl y Motl se casen… las consuegras Golde y Guitl charlan acerca de que se deben dar a la tarea de ir a buscar un buen restaurante donde comer tras celebrar la tan ansiada boda. Aclarando, que no quieren molestar a sus hijos, ya que éstos se encuentran sumamente ocupados trabajando…

Ambas mujeres emprenden la búsqueda, llegando a uno de los restaurantes más elegantes de la ciudad. Las recibe el “maitre” vestido de etiqueta y ellas amablemente explican que vienen a investigar condiciones y precios del restaurante. El maitre ofendido contesta que si eso lo primero que desean saber, seguramente no les alcanzará para pagar. Ambas se alejan muy ofendidas, no sin antes proferir unas cuantas “maldiciones”.
Sin perder el ánimo ambas se dirigen a otro restaurante, en el cual, al probar diferentes platillos, los critican (uno está duro, el otro no tiene sabor); atenta a sus comentarios se encuentra la dueña del restaurante, quien ofendida les exige se vayan del lugar. Tras otro intercambio de maldiciones, ambas se retiran, decidiendo pedir consejo a sus hijos.

La boda se acerca, por lo que se reúnen los hombres de la familia (Zelig el abuelo, Berl y Yosl los papás, y Motl), para planear en dónde deberán vivir los novios.  Argumentando que los precios para comprar una casa, un condominio, un departamento son demasiado altos, o bien peligrosos por vivir en un piso alto, el zeide insiste en que los recién casados deben irse a vivir a con él y la bobe. Adivinen ustedes la opinión del joven Motl.